viernes, 8 de noviembre de 2013

Sumamos autoreferencias!

  Foto: Mariana Di Vincenzo.

Mariana, leyendo Ciudad verde, le inspiro una fotografía..
Nos comparte la auto-referencia, de lo que me autorefiere... sobre lo que traduzco de otra autoreferencia!
Nos unimos, todos en lo que nos alimenta del otro y aun así de nosotros mismos!
Gracias Mariannn te escucharemos entre ruidos.



Una ciudad... (verde! ? !)
que conecta otros planos.
que manipulo con mis dedos y mis garras (esas que nacen cuando intento desarmarla).
en algún lugar perdido de mi conciencia esta físicamente una ciudad parecida que ejecuta representes del movimiento que te ejemplifica.
Busco materiales, ejercicios, imágenes y sensaciones que me lleven a vos,
que me lleven a ese minucioso y vigorizante gesto que recrea en mi la posibilidad del verdadero
encuentro. Encuentro con el pasado y el futuro, el fugaz presente.
Encuentro con el impulso más autentico y corpóreo, el sonido del aire que nos creo, que es el mismo y nos sopla....
Encuentro con  lo surrealista de la realidad que esta ahí, en la vuelta de la esquina. o aquí cuando mis dedos se hacen garras.
Encuentro el cable, que es mi alimento a encontrarme y encontrarte en está loca ciudad verde.



miércoles, 6 de noviembre de 2013

Buscando conexiones


Una ciudad... (verde! ? !)
que conecta otros planos.
que manipulo con mis dedos y mis garras (esas que nacen cuando intento desarmarla).
en algún lugar perdido de mi conciencia esta físicamente una ciudad parecida que ejecuta representes del movimiento que te ejemplifica.

Busco materiales, ejercicios, imágenes y sensaciones que me lleven a vos,
que me lleven a ese minucioso y vigorizante gesto que recrea en mi la posibilidad del verdadero
encuentro. Encuentro con el pasado y el futuro, el fugaz presente.
Encuentro con el impulso más autentico y corpóreo, el sonido del aire que nos creo, que es el mismo y nos sopla....
Encuentro con  lo surrealista de la realidad que esta ahí, en la vuelta de la esquina. o aquí cuando mis dedos se hacen garras.

Encuentro el cable, que es mi alimento a encontrarme y encontrarte en está loca ciudad verde.





 



El pelo encarnado  se esconde de la superficie, igual que yo tapo mis ojeras todas las mañanas para iniciar mi escena al mundo.

                                                                             Doña Flory Pondio 



lunes, 28 de enero de 2013

Hace unos años brotaba entre las palabras.


Se habrán alineados los pensamientos   y casi sin interrupciones una palabra corresponde a la otra como una letra a la otra. No hay vacíos, no hay espacios en blanco. Toda la hoja es el lugar donde se desparraman mis escurridizos conceptos.
Es otro juego, un juego de correlación, de inundación.
No sé desde o hasta cuando, así nace y no puedo detenerlo, no puedo premeditar, ni editar, ni atrapar. Ver borrajea directa, áspera y hasta por momentos inmunda, ya que veo la podredumbre, veo el asesinato directo, el suicidio extremo y no lo evito lo plasmo.
Sigo en una contradicción de cotidianidades abstractas y asquerosas sinceridades que se suicidan en espacios sintéticos.
Así, a lo ancho, a todo su ancho. Etapa gruesa, pesada, concisa.
Mano ágil, pluma al vuelo suscribo e inscribo en el largo de la hoja; todo, hasta lo inservible, que siempre sirve, porque se manifestó da fuerza,  a lo otro contundente. Servicios naturales sin decoro solo existentes.
Palabras viejas, nuevas, amplias, cortas, todas.
En mi boca un puñal, en tus oídos mierda. En mis papeles letras, vidas contenidas bajo valores inexplicables.
¡Cuan maravilloso poder describir sobre tus venas, mi sangre, tu maloliente carne y mis ásperas escamas, tus agonizantes movimientos y mi ofuscosa quietud!
¡Cuan estimulante el brotar textos,  conjunto de palabras, de letras; con la fuente de vida que es el brote! Brote: instante y concepto del minúsculo potencial de vida. Vale más un brote que toda una vida, ¡Vale más este brote que toda mi vida!


sábado, 5 de enero de 2013

así como salio, así te encontré.

Alguna vez encontré bajo las sabanas un pedazo de sueño que quise revivir, que quise obtener, que quise despertar. Re fregándolo en mi frente, en mi nuca, en mis manos, algo en mis pies y hasta en rincones de mis piernas, fue muriendo o simplemente no lo pude asimilar. Viajó frente al canal e hizo agua todo el cuarto; entre la viscosidad del nuevo piso y lo húmedo de las paredes (que sólo hacían que jamás pueda colgar un cuadro) tiré toda la cantidad de papeles que había acumulado hacia años, para mirar el encanto del desparramo desde lo único certero y seco que tenía: la entrada de mi habitación, que también era el comedor y el living u otra habitación a mojar. Mis cuartos y sus humedades, sus sequedades; mis papeles y  sus entusiasmos,  sus desventuras; mis sabanas y sus sueños, sus despertares; más el espejo de todo esto que corrompe mi cuerpo y se refleja en el tuyo, es lo que desarma el dormir en esta casa y esperar en otra.

Ella y sus días; vagan en inmunidades y choques.


El conducir enferma de moral;
 oxidó las viseras;
afiebró el recelo.

                                                  La automatizada
                                                  autocomplacencia
                                                   autodestructiva,
                                                   completó el ciclo.
                                                                                                                     


                                                                                                   Y el séptimo día
                                                                                                             reposó en el enojo.